martes, 17 de marzo de 2009

Tan lejos, tan cerca...

Y no hablo de Win Wenders

Mi dulce rufián,
un solo monosílabo de sus labios, un par de palabras,
Alguna frase directa,
establecen nuevamente nuestro vínculo
tal si fuera un cordón umbilical invisible y resistente

De la forma que domestica mi culo cada mañana, a primera hora,
Cuando apenas abro los ojos,

De la forma que me hace suya sin tocarme, y sin negar tocarme,
Todo está en el aire, latente, tan latente como las hormonas que me atacan en este momento, como las feromonas que viajan hasta su lugar de trabajo
van proyectadas como un misil, con decisión, con fuerza explosiva y sin perder el objetivo,
es mi deseo, fuerte y poderoso...

Será que no puedo esperar a la embestida total?
ese aterrizaje en mi,
Será que merezco un par de nalgadas?, o más aún, un par de azotes?
le da morbo saber que realmente lo disfrutaré?

quiero que su cara raspe la mia,
que se hunda en mi cuerpo,
que de tanto besarme la boca me quede toda roja e hinchada y la pera enrojecida también,

Donde estará en estos momentos?
que asunto ocupará su mirada?
Estará concentrado con el ceño fruncido?, o relajado con una sonrisa irónica y burlesca?
Esos labios finos y definitivamente hermosos...

que suertuda cosa o persona estará entre sus manos?

que fascinación despierta en mi, su enigmática persona,
pasión, y deseo, un temblor, de todos mis sentidos
me mantienen inquieta y muy alerta
a sus deseos más profundos
a aquello que le da morbo
a aquello que lo erotiza

Mis hormonas viajan hacia usted
Y usted viene hacia mi...

1 comentario:

Anónimo dijo...

con tan bello escrito,como no kerer ser ese dulce rufian?
Saludos y muchos besos en ese culito empinado...mi paja permanente